-Señalo que en horario de oficina se deben de referir a el como “alcalde”
En una entrevista reciente, el actual alcalde de la ciudad, Enrique Galindo, ha dejado en claro su desvergonzado aferramiento al poder. Ante las preguntas sobre su doble papel como alcalde y precandidato, Galindo no ha dudado en evidenciar su falta de escrúpulos y su insaciable sed de poder.
En un intercambio revelador, Galindo admitió que durante las horas de oficina se presenta como alcalde, mientras que en su tiempo libre se dedica a promover su candidatura. Esta actitud descarada refleja un menosprecio absoluto por la ética y la transparencia en el ejercicio del cargo público.
Cuando se le cuestionó sobre cómo planea dividir sus responsabilidades, Galindo ofreció respuestas vagas y evasivas, demostrando una falta de compromiso real con el bienestar de la ciudadanía. Su negativa a comprometerse a renunciar a la candidatura en caso de que se documenten actos proselitistas durante su mandato es un claro indicador de su deshonestidad y su deseo desmedido de mantenerse en el poder a toda costa.
Es evidente que Galindo está más preocupado por sus propios intereses políticos que por el bienestar de los ciudadanos que juró servir. Su actitud desafiante y su falta de vergüenza son un insulto a la confianza del pueblo y un recordatorio de la corrupción arraigada en la política local.
En lugar de priorizar el servicio público y la honestidad, Galindo parece estar dispuesto a manipular las reglas y utilizar los recursos del estado en beneficio propio. Su comportamiento indigno merece el más enérgico rechazo por parte de la ciudadanía y una condena firme por parte de las autoridades competentes.
Es hora de que los ciudadanos exijan responsabilidad y transparencia a sus líderes políticos. Galindo y otros como él deben ser expuestos y responsabilizados por su falta de integridad y su desprecio por el bien común.
Mientras Enrique Galindo continúe aferrado al “hueso” del poder, la ciudadanía seguirá sufriendo las consecuencias de su ambición desmedida y su falta de escrúpulos. Es responsabilidad de todos rechazar este tipo de comportamiento y trabajar hacia un futuro donde la honestidad y el servicio público sean los pilares de la política local.